Cuando durante una visita por el Jardín Botánico de
Cienfuegos (JBC), alguien me la presentó, y escuchó la palabra periodista, noté
cierta reticencia a conversar. Pero no hubo barreras, pese a un incidente
amargo que recuerda con un reportero, saqué mi mejor herramienta en el oficio,
esa de lanzar una andanada de preguntas, de la que resulta muy difícil que
alguien se resista. Hilda Rangel Andrade es de esas mujeres luchadoras, que
tiene un montón de proyectos pensados y concretados. Hace 22 años trabaja en el
JBC, cuando recién graduada como Bibliotecaria solo encontró plaza de
secretaria del director de la institución.
“Llegué a este lugar y fue amor a primera vista, más
adelante, en la medida en que me capacitaba, pasé a laborar en el Registro, y
luego en el Vivero, este último es mi puesto preferido, donde me siento
realizada a plenitud; al mismo tiempo comencé por encuentros la carrera de
Ingeniería Agrónoma y a estudiar Inglés en la Escuela de Idiomas Williams
Shakespeare. Era difícil, corrían tiempos duros y ya tenía un hijo”.
La veo moverse entre turistas que visitan el centro,
hablando en francés y mostrándole hasta el más recóndito rinconcito donde
encuentra algo de interés; se conoce cada sendero, planta, ave, la historia que
se esconde tras cada miembro de la flora y la fauna que allí habitan en
perfecta armonía.
“Tengo tres hijos, y los he tenido con muchos años de
diferencia, 32, 17 y mi pequeño de 8 años, que llegó con la madurez. Te
confieso algo, hoy me desempeño como guía de turismo en el Jardín, pero hasta
este oficio vine por la necesidad económica de mantener a la familia, porque lo
que en realidad me gusta es el trabajo del vivero, sembrar y cuidar las
plantas, escuchar su idioma, verlas crecer y desarrollarse.
“¿Una anécdota curiosa dices? Uf, me han ocurrido miles,
el trabajo con los turistas es bien difícil, vienen de muchas latitudes, sus
costumbres son bien distintas; ahora, todos acuden al lugar con el mismo
interés: apreciar la flora tropical exótica que aquí vive en armonía, es como
estar al mismo tiempo en varios países. Bueno, pues en una ocasión me avisan
con tiempo de antelación, que atendería una delegación de horticultores
estadounidenses e ingleses. Estaba algo nerviosa, se trataba de conocedores del
tema y eso me asustaba, no poder responder una pregunta, en fin, llegó el día.
Recuerdo que en solo 500 metros estuvimos cinco largas horas, les interesaba
todo en absoluto, tenían mucha curiosidad. Fue una larga semana, y en el
encuentro final, para mi sorpresa, me hicieron Miembro Honorífica de la
Asociación Internacional de Dendrología*, entonces supe que todo había salido
bien”.
A mi pregunta de dónde se preparan los guías del
“Botánico”, responde: “En la única escuela con la que contamos, el trabajo de
todos los días con las plantas, árboles, palmas y hasta con la fauna, esta
última incorporada a los senderos y rutas, en las que se muestran aves
nacionales como el tocororo o endémicas como el Carta Cuba. Porque además del
idioma, por supuesto, necesario para establecer la comunicación, se precisa de
un profundo conocimiento del lugar y su fauna y flora”.
Pero cuando Hilda llega a casa en las tardes o la noche,
pone en práctica su segunda profesión en la que se desempeña como madre y ama
de casa al mismo tiempo, no importa el cansancio del día, ni las largas
caminatas escondiéndose del sol bajo su sombrerón, con la satisfacción de saber
que lo ha hecho bien en el camino de conducir a los suyos, aportando a la
economía hogareña, pero sintiéndose bien, primero, consigo misma.
*Rama de la Botánica que estudia la nomenclatura de los
árboles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario